El Saludo al Sol tradicional
Después de hablaros largo y tendido sobre los orígenes de lo que conocemos hoy como sūrya namaskār, es el momento de compartir lo que entiendo y cómo entiendo yo los saludos al sol. Según la tradición o el linaje del que estemos hablando nos encontramos con muchas variantes y métodos de la misma práctica. Aunque hoy, en esta entrada, me gustaría hablaros del saludo al sol tradicional, el que posiblemente nos enseñen en una clase de Haṭha Yoga, el que yo aprendí en mi formación en India, y que por cierto, nunca dejaré de practicar.
En general, conocemos tres saludos al sol, al que nombraba anteriormente, le sumamos los dos que se practican en Ashtanga, a los que llamamos A y B. A partir de ahí hay ilimitadas variaciones, incluso el Sūrya Namaskār C, que también forma parte de la tradición de Pattabhi Jois, y en todo este lío de secuencias aparecen medios saludos al sol, saludos al sol en el suelo, y otros muchos más.
Este es el origen de todos, y aprovecho para contaros que es una buena práctica diaria, es muy completa, activadora y mueve el flujo de energía de una manera coherente y efectiva. No hay que comentar ya que la espalda hace prácticamente todos los movimientos de los que es capaz. O al menos casi todos.
sūrya ātmā jagatastasthuṣaśca
El sol es el alma de todo aquello que es dinámico y estático
सूर्य आत्मा जगतस्तस्थुषश्च॥
Atharvaveda 13.2.35
Este es el origen de todos, y aprovecho para contaros que es una buena práctica diaria, es muy completa, activadora y mueve el flujo de energía de una manera coherente y efectiva. No hay que comentar ya que la espalda hace prácticamente todos los movimientos de los que es capaz. O al menos casi todos.
Las dos cosas que considero básicas para poder realizarlo de manera adecuada son: inhalar y exhalar en las posturas adecuadas, que los movimientos sigan la cadencia de la respiración y no al revés. Se inhala cuando el pecho se expande y se exhala cuando el pecho se cierra o flexionamos adelante la columna. Solo mantenemos un momento la respiración en Ashtanga namaskara, para inhalar en bhujangasana.
No olvides que una vuelta entera es hacerlo dos veces, una con cada pierna en Ashwa sanchalanasana, por lo tanto, una ronda son 24 asanas, no 12.
Practicar este saludo al sol tiene algo muy especial, algo con mucho más significado que un mero calentamiento corporal. En nuestro cuerpo sutil existen siete centros psíquicos, energéticos que tienen una representación física en varios plexos nerviosos y glándulas endocrinas. Mientras practicamos esta secuencia usamos estos puntos para dirigir la atención a estas zonas y desarrollar la concentración y la conciencia. Esto ayudaría que estos centros se activen y esto en definitiva es estimular y equilibrar en nuestro cuerpo estos componentes nerviosos y endocrinos. Para eso deberíamos poder saber ubicar, de una manera algo simbólica ya que hablamos de aspectos muy sutiles, los siete chakras principales en nuestro cuerpo.
De esta manera, en cada una de las 12 asanas del saludo al sol, redirigiremos nuestra atención nuestros siete chakras principales de la siguiente manera:
Pranamāsana: Anāhata
Hasta uttanāsana: Viśuddha
Padahastāsana: Svādhiṣṭhāna
Ashwa sanchalanāsana: Ājñā
Parvatāsana: Viśuddha
Ashtanga namaskāra: Maṇipūra
Bhujangāsana: Svādhiṣṭhāna
Parvatāsana: Viśuddha
Ashwa sanchalanāsana: Ājñā
Padahastāsana: Svādhiṣṭhāna
Hasta uttanāsana: Viśuddha
Pranamāsana: Anāhata
Los mantras del Sol
Los mantras son combinaciones de sonidos diseñados para producir un efecto determinado en nuestra mente, y por lo tanto en nuestros pensamientos. Por otro lado el sol pasa cada año por 12 fases diferentes, de acuerdo con la astrología hindú, estas doce fases corresponden con los 12 rashis, 12 atributos diferentes de un mismo aspecto. Cada rashi tiene un nombre, cada nombre su propio mantra, que sería muy beneficioso si pudiéramos repetirlos en orden mientras practicamos las 12 asanas de Surya Namaskar. Aunque la importancia de los mantras no reside en su significado, si no en su vibración y el efecto que ejercen sobre nosotros, me voy a tomar la libertad de, por lo menos, escribir una traducción aproximada, para que podáis acercaros al significado de lo que intento explicar.
oṃ nitrāya namaḥ
Le saludamos a Él, que es amistoso con todos.
oṃ ravayeh namaḥ
Saludos a Él, que es la causa del cambio.
oṃ sūryāya namaḥ,
Saludos a Él , que es el que impulso original.
oṃ bhānave namaḥ
Saludos a Él ,que está en la forma de luz.
oṃ khagāya namaḥ
Salidos a Él, que se mueve en el cielo.
oṃ pūṣṇe namaḥ
Saludos a Él, que nutre a todos.
oṃ hiraṇyagarbhāya namaḥ
Saludos a Él, que contiene todo.
oṃ marīcaye namaḥ
Saludos a Él, que tiene rayos.
oṃ ādityāya namaḥ
Saludos a Él, que es el hijo de Aditi.
oṃ savitre namaḥ
Saludos a Él, que produce todo.
oṃ arkāya namaḥ
Saludos a Él, que es adecuado adorarle.
oṃ bhāskarāya namaḥ
Saludos a Él, que es la causa del esplendor.
Con cada ásana que construyas, busca el espacio en tu respiración para pronunciar el mantra que corresponda, aquí están por orden. Sin prisa (y con cariño), mantente concentrada en cómo suenan, cómo vibran, cómo te hacen sentir.
De esta manera no solo activamos, movemos y nutrimos nuestro cuerpo con toda esta energía, si no que alimentamos algo más sutil con toda esa vibración, al cantar o entonar sus doce nombres mientras practicamos las asanas siguiendo nuestra respiración. Podréis comprobar que esto es mucho más que una simple acción física. Es un acto de gratitud, es un reconocimiento de ser partícipes de un conjunto universal, de ser algo más que uno mismo, o un individuo. De ofrecer un «sacrificio» a ese algo del que somos parte inseparable y que no nos pide nada a cambio, pero nos da la vida.
Agradecer esta luz que nos guía en cierto modo, y que no solo está fuera si no que brilla internamente, es parte de una práctica espiritual, que engloba muchos más aspectos que «hacer» yoga. El sol es todo, y nosotros también lo somos.
Podría añadir millones de razones más por las que poner en práctica esta rutina, que para mí se ha convertido en un ritual. Porque si de algo podemos estar seguros es que no existe la vida sin sol, y sin embargo pasamos por alto que cada día aparece ocurra lo que ocurra y nosotros seguimos nos nutrimos de esa actividad, de ese calor, y de esa luz. Qué menos que ser agradecidos. Qué menos que agradecer un poquito nuestra propia vida.
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