De pequeña siempre soñaba con viajar a los Himalayas y conocer India y Nepal. Aunque ya conocía algunas tradiciones y textos budistas y algunos viajes me acercaron a esos lugares, no fue hasta 2013 que entré en mi primera clase de yoga. A partir de ese año las cosas empezaron a cambiar, empecé a formarme, a estudiar. Y en 2019 viajé a India por segunda vez para practicar y estudiar Yoga, donde aprendí mi modo de enseñanza. Desde 2018 imparto clases de forma presencial, tanto de Haṭha Yoga, como de Aṣṭāṅga vinyāsa. Me centré en la parte más terapéutica de la práctica y en la práctica con lesiones.
Aunque en realidad compartir todo lo que hay detrás de la parte física del Yoga es lo que me hace más feliz. Me formé como terapeuta de Āyurveda, y sigo creciendo como asesora védica. He estudiado acompañada de grandes maestros, sánscrito, canto védico, mantra, Vedānta, Jyotiṣa (astrología védica), los yoga sūtra, la bhagavadgītā. Y así lo que más he aprendido es que nunca terminaré de aprender, y que el yoga es de todos y para todos, sin ningún tipo de excepción. Acercaros lo que yo he podido aprender es mi manera de agradecer a mis maestros y a la vida, todo lo que me han enseñado.
El Yoga no se hace.
El Yoga es.
yoga-sthaḥ kuru karmāṇi saṅgaṁ tyaktvā dhanañjaya
siddhy-asiddhyoḥ samo bhūtvā samatvaṁ yoga uchyate
«Abandona el apego al éxito o al fracaso, esta ecuanimidad, es Yoga.»
bhagavadgītā 2.48
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